Las Aventuras Del Conejo Y La Ardilla

Una Historia Inspiradora Y Creativa Desde el Punto De Vista Animal

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“Que tibio se siente mi hogar al despertar,” susurré, estirando las patas. Se siente una sensación deliciosa cuando me rasco la nariz, después de bostezar. “AWWWWHHUMMMMM! Mi estomago también se siente calentito, pero esa es otra clase de sensación que necesita otra clase de satisfacción. Alimentación!

Saliendo lentamente, el suelo también se sentía tibio. Mis ojos también picaban por el brillo de la luz del sol. La hierba bailaba graciosamente al ritmo de la brisa primaveral y una gran orquesta de pajaritos.

El viento sonaba como murmullos provenientes de la distancia, trayendo diferentes olores. Mayormente desagradables, pero de donde sea que viniera el ruido, era una señal de que habría comida alrededor.

Luego escuché un tipo diferente de murmullo proveniente de arriba.

“Pssst…Pssst,” Escuché, haciendo que mis orejas se levantaran como una antena parabólica.

“Identificate,” dije susurrando, como si reconociera la vocecita de arriba.

“Oye, soy yo. Ardilla,” dijo la vos desde el árbol. Puedo reconocer tus orejotas entre la hierba desde aquí.

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“Qué suerte tienes,” le dije. “No tengo habilidades para escalar tan alto y ver lo que sucede en la distancia.” “¿Qué está pasando?”

“No mucho, Orejudo,” dijo la Ardilla, “sólo esperando la oportunidad para acercarme a los humanos para arrebatarles algo de comer.”

“Oye, amo mis orejas y también mi nombre,” le dije, “los humanos me llaman Bunny.”

“Tranquiliza tus orejas, Bunny,” dijo la Ardilla, “sabes que me gusta bromear.” “¿No te gustaría jugar un poco?

“Policias y ladrones?” le pregunté, “bájate y ve si puedes atraparme.”

“No se permiten mordeduras,” dijo la Ardilla, sacudiendo la cola.

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“¡Uy! me llamas orejudo,” dije sonriendo entre dientes, “mira tu cola, es más grande que tu cabeza.”

“¡Ahaa! Entonces, tú también tienes sentido del humor,” dijo la Ardilla, “me gustaría ver cómo me vas a atrapar en el aire.”

Mientras tanto, los murmullos de alrededor se hicieron mas fuertes. Como si los humanos se divirtieran disfrutando del cálido sol. No nos importó el ruido mientras jugábamos, corriendo uno detrás del otro.

Luego, de repente, nos detuvimos y observamos sí había restos de comida en el suelo. Poco a poco me acerqué oliendo el aire, y una migaja de pan llego rodando hasta mis patas. Ardilla bajó del árbol, se detuvo a mirar y agitó la cola.

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Las conversaciones eran confusas y todo a su alrededor; basura por todas partes y un olor desagradable a desechos humanos. Las migajas seguían rodando hacia mí, la Ardilla se acercó y lentamente recogió un pedazo de pan.

“A veces los humanos son amables,” dijo la Ardilla, “pero no confío tanto en ellos.”

“Creo que les agradamos,” le dije, “pero a veces se acercan demasiado, y cómo dijiste, no confíes demasiado en ellos.”

De repente, sentí una sensación de peligro. El suelo empezó a vibrar, y como que cayo un rayo del cielo, la Ardilla de un brinco trepó de nuevo al árbol, deteniéndose para observar y oler el entorno. De un par de saltos, yo ya estaba escondido, refugiándome en la sombra de la hierba.

El suelo retumbó con mucha fuerza, y un fuerte sonido rompió el silencio.

“Chuuuuuuu! Chuuuuuuuuuuuuuu!”

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“La gran máquina,” pensé. “Pasa a diario, solo que esta vez, interrumpió nuestro desayuno.”

Con mis orejas paradas, y la nariz en alerta, sentí algo espeluznante mirándome desde la profunda oscuridad de la hierba.

“Oye, suertudo,” dijo una voz chillona, “un día de estos terminarás siendo la parrillada de esos malhechores.

“Mi nombre es Bunny,” le respondí, “James Bunny,” “y no confío en las voces que salen de la oscuridad.”

“Mis cicatrices son la prueba de lo que pueden hacerte,” Respondió la voz chillona.

“Muestra tu cara,” le conteste, valientemente.

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Una nariz larga y cicatrizada comenzó a emerger de las sombras, mirándome con ojos negros y siniestros, arrastrando una cola de piel seca que parecía una serpiente.

¡Wuacala! Exclamé con una sensación de náuseas. “No es de extrañar por qué les das asco.” “Uuuuff, hueles terrible.”

“¿Crees que son buenos?” Scarface said. “No confiarás más en ellos después de que te arrojen una piedra en lugar de migas de pan.” “Uno de estos días, tu suerte de conejo terminará.”

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“Aléjate de mi amigo, rata sucia,” la Ardilla grito desde el árbol. “Te he visto causando problemas.” “No le agradas a nadie.”

El estruendo cesó y los humanos se marcharon, dejando atrás una gran quietud y un desorden.

“Ahora es nuestro momento,” dijo Scarface.

Nos acercamos y encontramos un revoltijo por todas partes, desde ropa sucia hasta colchones húmedos, y una montaña de botellas de licor vacías. Me alerte al percibir el olor humano entre la basura.

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“Parece un cadáver,” exclamé con temor. “¿Qué santísimo le pasó?”

“Pasa todo el tiempo,” dijo Scarface en tono burlón. “Vienen aquí, se emborrachan y hacen fiesta, para luego desmayarse cómo él.”

“Scarface está en lo correcto,” dijo la Ardilla. “Pareciera que tienen todo lo necesario para vivir bien en esta vida, pero prefieren vivir en este estado deprimente.”

“Mi sentido del olfato,” dije, “Y mis oídos me ayudan a sobrevivir en este lugar natural.”

“Mi agilidad gimnástica,” respondió la Ardilla, “me ayuda a mantenerme fuera de peligro.”

“Y yo, soy odiado por los humanos,” dijo Scarface con sarcasmo, “y aun así, soy el ultimo que ríe, bailando encima de ellos cuando llegan a ese estado.”

“Esas botellas que están ahi,” dijo la Ardilla, “podrían ser la respuesta.”

“Cada vez que se acercan a este lugar,” dijo Scarface, “después de beber de esas botellas, comienzan a tropezar hasta perder el control.”

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¡Qué desperdicio de vida!” yo pensé. “Ser la especie dominante de este planeta y no poder controlarse a sí mismos.”

De repente, una figura apareció en la distancia, caminando hacia nosotros. Retrocedimos a un lugar seguro. El humano, bien vestido y de apariencia limpia, se acercó al cuerpo recostado.

“Oye, Amigo,” dijo con una sonrisa brillante, “¿estás bien?”

“Tengo buenas noticias para ti.” “Yo era un adicto al vicio y sin hogar como tú, pero elegí salir, no solo de las adicciones sino de este estado perjudicial.”

“Hay esperanza, y si no lo crees, mírame .”

“Hay un camino, y su nombre es Cristo.” “Ven para que conozcas el camino a la libertad.”

Esa declaración rompió no solo la escena, sino mi creencia en los seres humanos. Tienen un don, y es el del “Amor al Prójimo.”

Y es por eso que los humanos, incluso con sus imperfecciones, siguen siendo la especie dominante en este planeta, e incluso tienen suficiente espacio para amarnos (a los animales de este cuento)

“Espero que esta historia traiga esperanza a los humanos, limpios y adictos, de que somos los guardianes de nuestros hermanos. Y si algún día vez a alguien necesitado…

“Atrévete a extender tu mano hacia la oscuridad, para sacar a otro hermano hacia la luz.” Y ese soy yo hablando…Jeronimo.

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