Hacerme Amigo de La AutoDisciplina Salvó mi Vida

Cuando Más me Encontré Perdido, La Autodisciplina me ayudó a encontrar la salida

Photo by Zac Durant on Unsplash

Muchas veces, cuando vivía como indigente, personas se me acercaban para regalarme un par de dólares para comida. Pero, en el fondo sabían que lo usaría para bebida. Que triste era la realidad de mi vida. Sentado a la orilla de una banqueta, sin esperanza alguna de encontrar una salida.

Con la mirada perdida en la distancia de un pasado mal vivido. Deseando poder volver atrás y abrazar a mis seres queridos, era la añoranza más triste que he sentido. Todo lo perdí y lo destruí. Nada quedaba de mi, más que un par de dólares en el bolsillo y una botella de vino.

Ese fue el lío más grande que jamás me había metido. Gradualmente fui perdiendo el control de mi vida y cediéndoselo a la bebida. Durmiendo en los callejones rodeado de extraños, cubriendome la espalda del peligro que me acechaba en cada esquina.

Me preguntaba…

Como saldré de esta situación? Donde encontraré la salida?

Sucio y desarrapado, quién se atrevería a extenderme una mano así para ayudarme? Lágrimas sucias rodaban por mis mejías.

Cuándo vas cayendo en un pozo profundo. Eres capaz de agarrarte hasta de un hierro ardiente por salvar tu vida. Así fue como desesperadamente comencé a buscar la salida. Comencé a edificar mi vida, ladrillo encima de ladrillo. Me tracé pequeñas metas alcanzables. Alejarme del alcohol por unos días.

Aunque volvía a caer de rodillas. Desde el fondo en que me encontraba, no me quedaba nada más que apuntar hacia arriba. Ahí fue cuando comencé a conocer la Autodisciplina. Que cada tentación que vencía era un entrenamiento para continuar hacia el proximo día. Comprendí que nadie más que yo debía tomar la responsabilidad y hacer el esfuerzo por retomar el control de mi vida.

Seguro que era mas cómodo quedarme sentado a la orilla del camino (bebiendo). Pero también así, seria seguro que encontraría la fatalidad algún día. Era duro alejarme de los lugares y amigos que me incitaban a volver al antiguo camino. Pero, nadie más que yo tenia la ultima decisión para cambiar mi destino.

La claridad de pensamiento que obtenía con el abstenerme de la bebida, se convirtió en una luz en mi camino. Cada día que vivía lo agradecía más porque podría haber sido un día menos que no habría vivido. La Autodisciplina me había enseñado a respetarme y amarme más. Comencé a ver la salida.

Cuánto agradezco aquellos momentos de lucha en las que decidí no tomar el camino ancho. Sino que, seguí el camino angosto. Incómodo, pero gratificante. Difícil, pero no imposible. Cuesta arriba, pero mejor que lo que me esperaba abajo en la ruina. Cada esfuerzo aumentaba la fuerza de mi autoestima.

Lo que Aprendí en el Camino a la Recuperación

La honestidad guiará tu camino. Deja de seguir mintiéndote, fabricando historias y mentiras del porqué te mereces seguir bebiendo. No hay excusa para seguirte escondiendo detrás o adentro de la botella. Los problemas estaban ahí antes y seguirán después que se termine la botella. Es mejor enfrentarse que esconderse.

Con una mente sobria, vendrá la sabiduría para escoger lo que mejor te conviene. El poder de escoger lo tienes dentro de ti. Al escoger la Autodisciplina no te estás castigando a ti mismo, te estás entrenando. Es cuidarte a ti mismo para que te mantenga en el camino correcto. Debes aprender a usarla para tu beneficio.

Tu eres el producto de las personas, lugares y cosas alrededor tuyo. Busca un nuevo y saludable ambiente, y encontraras nuevas amistades que te apoyarán cuando vean tu esfuerzo. Saca todo lo que no tiene sentido de tu vida. Podrá ser doloroso, pero valdrá la pena el esfuerzo. Te darás cuenta que al otro lado, verdaderamente la hierba está más verde.

“Nunca cambiarás tu vida, hasta que cambies algo que haces a diario. El secreto de tu éxito se encuentra en tu rutina diaria.” -John C. Maxwell.


Reflexión…

Cierto día caminando por la avenida, una persona se detuvo y me miró con asombro.

“Eres tú, el indigente borracho limosnero?”

“El mismo,” le contesté.

” Wow..Cómo fue que lo hiciste? Cómo pudiste parar de beber y rehacer tu vida?”

Mi mejor respuesta, pero con un profundo sentido fue responderle.. Honestamente. De una sola vez, y después auxiliarme con todo lo que pudiera ayudarme a mantenerme en sobriedad. Reconocí que tenia un problema, y quería seguir viviendo. Me declaré la guerra a mi mismo.

Con autodisciplina he podido alejarme de la bebida, los amigos borrachos y los lugares que me recordaban la vida pasada. Me dolió por un tiempo arrancarme de todo eso…pero valió la pena el esfuerzo.

Dejé de culpar a los demás por mi situación, porque comprendí que mi vida era 100% el producto de mis desiciones. Y el día de hoy disfruto de una vida saludable, con metas y objetivos alcanzables, porque tengo una ventaja…Ya no existe el alcohol en mi vida.

No tengo el poder para controlar la gente, situaciones, y circunstancias alrededor mío. Sólo tengo el poder para controlarme a mí mismo.

Photo by Nghia Le on Unsplash

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